jueves, 10 de marzo de 2022

 

Sentencia rigurosa contra invasores de soberanía Nacional.

Dr. PhD Pascual A. Ramos Núñez





La idea cavernícola de invadir la soberanía de una nación mediante el método destructor de la guerra; no puede tener razón de ser en la llamada sociedad moderna, postmoderna, cibernética, de la información, global e inteligente.

El denominado poder económico fundamentado en ideologías individualistas paternalistas, de engreimiento, debe ser asunto del pasado; pues de lo que se trata ahora es, de ser personas inteligentes, procurando poner en práctica el convivir organizado y respetuoso, donde tiene asidero de pertinencia científica, el cuidado, protección y defensa de la vida; sin escatimar esfuerzos.

Es de suma importancia, que antes acontecimientos bélicos como el que está viviendo en estos días la sociedad ucraniana, entidades internacionales como el Tribunal Supremo de La Haya, se pongan a la altura de la inteligencia civilizada, dictaminando sentencia definitiva, contra el invasor de la soberanía del país que está siendo agredido; donde están muriendo inocentes. Que se entienda bien eso: Inocentes.

Ese tal Vladímir Vladímirovich Putin y sus seguidores propiciadores de la guerra en Ucrania, no son inocentes. Son cavernícolas infiltrados en la sociedad inteligente o del conocimiento global, donde su pensamiento destructor, no puede en ninguna circunstancia, estar incidiendo de esa manera; por lo que el liderazgo mundial, debe actuar contra los inquisidores de la PAZ, sin contemplación y desmallo. Gentes como esas, de mentes cuadradas, son peligrosas para conquistar el objetivo, de la: Civilización de amor.

Ya se pensaba que la COVID-19, con sus denominadas derivaciones de mutaciones del virus; estaría provocando reflexión individual y colectiva, para el cuidado y protección incondicional de los unos con los otros, en: ¨Nuestra única casa Común¨. ¡Pero qué le parece! Es todo lo contrario. La preocupación ahora estás, en las consecuencias que traerá consigo, la guerra con escenario en Ucrania. ¡Qué ironía! Pensamientos de hombres y mujeres atrincherados en lo que podría ser su propia destrucción. Eso no es ser inteligente.