miércoles, 24 de agosto de 2022

 

Límite teológico del saber científico 



Dr. Pascual Ramos Núñez

La persona en cuanto a su manera de ser conviviendo acorralada entre el bien y el mal con naturaleza humana cuerpo físico materia, exprimiendo el conocimiento por fe de un pensar basado en la existencia de la supremacía espiritual fundamentada en un paraíso celestial; es lo que mantiene la esperanza de un resplandecer de Gloria Eterna, luego de desaparecer en la existencia terrícola.  

El incursionar en querer dar explicación sobre lo que hay más allá de lo que se ha denominado muerte, resulta ser una temática fuera de contexto, por llamarle de alguna manera; debido a que en eso prima la subjetividad metafórica de lo indemostrable, limitando al raciocinio científico, en cuanto a la existencia o no, de esa otra dimensión sobrenatural que supera la inteligencia humana; justificación de fe, evidenciada con jubiloso esplendor en las actividades religiosas.

Las religiones profetizan, en apretada síntesis interpretativa teológica, que todo aquel que tenga fe haciendo el bien y rechazando el mal, podría disfrutar de la Gloria Eterna del Supremo Creador, luego de que el Alma se libere del cuerpo materia terrenal.

Es de reconocer, que cuando se trata de analizar bajo la lupa de la incredulidad de la objetividad científica, conceptualizaciones como: Gloria Eterna, Supremo Creador, Alma; entre otras divinidades; el conocimiento humano se frisa, patinando entre el creer y el no creer, deliberando entre la vida y la muerte sufragando en las embravecidas aguas de un mar con oleajes que pueden provocar tsunami.

La deducción puede descifrar a martillazos de pensamientos cimentados en ideas apertrechadas en el cerebro humano, que la palabra que contiene una consonante y una vocal es la que tiene el dominio total ante la mirada atónita del limitado alcance científico metafísico, sobrepasando la supremacía de la Física y la Química. Es la palabra: ¿¡FE¡? …